Málaga no fue mi cuna, tampoco lo fue de mis hijos, pero deseo que sea la de mis nietos si es que alguna vez estos deciden hacerme abuelo, viviendo ellos la increíble y placentera aventura (para mi lo fue y lo sigue siendo) de ser padres; confío en que estos futuribles seres, conozcan esta ciudad y cualquier otra al que destino les lleve, como a mi me gusta conocerlas, metiendo los dedos en la historia y situando sus edificios en el contexto de tiempos y personajes en que fueron construidos, sus anécdotas y las impresiones que me causan.
Ya se han cumplido catorce años desde que comenzó mi relación con esta ciudad y aunque si conocía, del santuario su aspecto exterior y algo de su historia, nunca me había decidido, unas veces por falta de tiempo y otras por pereza; ha realizar una visita a conciencia de la Basílica de la Virgen de la Victoria; tomada ayer la decisión, hago lo de siempre, comienzo a recopilar datos y a refrescar la memoria, esta vez ha sido fácil pues en Internet hay bastante información sobre el santuario.
A las once de la mañana me pongo en marcha y en autobús me desplazo hasta el paseo del Parque a través del túnel paso por debajo de la Alcazaba y subo por la calle de la Victoria, donde hay bastantes edificios en restauración y observo el que quizás sea el edificio que tiene la mas bella fachada de la calle, está aproximadamente a la mitad en la acera de la derecha, miro al interior y lo que podría ser un patio de una fantástica belleza, produce rechazo a la vista observando toda la ropa tendida.
Llego a la capilla del Rescate, le realizo un par de fotos a las imágenes, la Virgen Santa Maria de Gracia, tiene un rostro extremadamente bello, sigo mi camino y llego al Jardín de los monos (según me dijo un antiguo compañero recibe este nombre porque hubo de estos animales en una jaula situada allí); me encuentro con San Lázaro abierto, entro en la iglesia y le realizo una corta visita; la Iglesia está dedicada a esta advocación porque aquí se encontraba el hospital de los leprosos (lazareto) y San Lázaro no cabe duda que es el nombre mas adecuado para semejante hospital y para su capilla.
He seguido ascendiendo por Compás de la Victoria y la escalinata que sube hasta la basílica (sigue si gustarme tanto la escalinata como la zona de explanada que da a la calle Fernando el Católico) y accedo al antiguo claustro y hoy zona recreativa (por llamarla de alguna forma) de la clínica del Doctor Pascual, que esta construida sobre lo que en su día fue el convento de los Mínimos o también conocidos como monjes victorios), en el bar invito a José que se ha mostrado como un magnifico guía, tanto de la cripta como del camarín.
Lo primero que veo me sorprende muy desagradablemente, hay una persona barriendo dentro de la iglesia y entre los restos que lleva, van botellas de plástico, bolsas de frutos secos, papeles de caramelos, etc. y en la puerta había cientos de colillas y por si fuera poco el buen hombre me dice que aquello no es nada, que vea como esta la iglesia después de una boda; me pesa mucho reconocer que a los malagueños nadie les enseñó o estos pronto lo olvidaron, a no ensuciar su ciudad; mantenerla en un estado aceptable, aquí solo se consigue con un gran esfuerzo económico por parte de las arcas municipales.
Realizo la correspondiente visita a la iglesia, como siempre y según es mi costumbre por la izquierda, en el sentido de las agujas del reloj, me detengo delante de los titulares de las hermandades que tienen en este templo su cede (creo que son tres) no entro en mas detalles de las mismas dado que algún día hablaremos de las cofradías con mayor profundidad y salgo del templo volviendo a girar hacia la izquierda para visitar la cripta, el pequeño museo y el camarín de la Virgen.
El germen de la existencia de este santuario se encuentra, en que en este lugar Fernando el Católico ubicó su campamento durante el asedio de la amurallada ciudad de Málaga (principal puerto del reino Nazarí granadino); en la profecía de San Francisco de Paula y que unos de sus frailes mínimos dieron a conocer al rey (la Virgen le había hecho saber al Santo que en tres días desde este comunicado conquistaría la ciudad, no me extrañaría que fuera invento del rey Fernando para elevar la moral de sus tropas) y en que la titular de este santuario es la imagen de María que el soberano llevaba en esta campaña.
En un principio solo se trató de una ermita a la que años después se le adosó el convento y que en el siglo XVII debido al mal estado es derribado todo el recinto y reconstruido de nuevo, en la actualidad solo persisten la Iglesia y un claustro, del resto del convento que fue convertido en cuartel nada se conserva y hoy es hospital de nueva construcción.
En 1487, año de la conquista de Málaga y en el mismo lugar del campamento, con el fin de gracias a la Virgen por la conquista de la ciudad, el Católico rey manda construir la ermita y coloca en ella la imagen de su oratorio, llamada desde entonces Virgen de la Victoria, y la nombra patrona de la ciudad, la talla parece ser obra de Jorge Fernández Alemán (he leído o escuchado que fue regalo de Maximiliano de Austria) y deja al cuidado de ella al ermitaño Bartolomé de Coloma, seis años después la ermita pasa a mano de los Mínimos (también eremitas), que construyen el convento, a finales del siglo XVII dado el lamentable estado de la ermita se comienza en 1693 la construcción de la nueva y actual iglesia, que se imnagura con el final del siglo; arquitectónicamente hablando, lo más destacado de esta construcción es la torre camarín de la titular a semejanza de Guadalupe (Cáceres) y la Virgen de los Desamparados, Valencia.
Especial mención merece la cripta-panteón de los Condes de Buenavista, situada debajo del Camarín de la Virgen y continuación en profundidad de este camarín, pues en el centro del panteón y sosteniendo su techo hay cuatro columnas de mármol (por cierto en regular estado de conservación, el mármol se esta deshaciendo) que representa a los cuatro elementos que sostienen al mundo (que ya se encuentra en el camarín) sobre el que cuatro ángeles sostienen a la Virgen sentada. Resulta que esta debe ser la más tétrica cripta que conozco, sobre fondo negro, destacan las blancas figuras de escayola y una colección de esqueletos que parecen representar las medievales danzas de la muerte (el miedo a la muerte, el valor ante la muerte, la muerte arrebata un hijo a su madre, la muerte es para todos igual, etc.) me llamó especialmente la atención uno de los esqueletos de los que se miran al espejo y a este el espejo le devuelve su imagen pero coronada.
El recorrido que me realizó mi guía, y digo mi guía porque como suele ser habitual y no lo llego a comprender nunca me topo con mas visitantes, fue primero la cripta, después el pequeño museo y por último el camarín; lo primero que me mostró fue un hermoso manto regalo de Anita Delgado, aquella bailaora malagueña que casó con el maharajá de Kapurthala (por cierto que ninguna de las camareras de la virgen se la han colocado a la imagen, otros varios mantos y vestimentas y los candelabros que exornan el trono.
Cuando salimos del camarín, en la sala que da acceso tanto al camarín como a la sala-museo, hay un enorme baúl-arcón, que la señora que está limpiando, sin darle importancia alguna, pues sobre el tiene los artículos de limpieza que está utilizando, nos dice perteneció a Isabel la Católica; después de haber refrescado el gaznate me despido de José y este me comunica que una tarde en la semana también esta de guía en la alcazaba; cuando salgo del recinto observo una señal indicativa de dirección al convento de las capuchinas y a la ermita de Santo Sepulcro (creo no equivocarme) ambos están situados en el monte que esta a la espalda de la basílica, tomo el camino pero enseguida me encuentro con una obra en la calzada y desisto, será visita para otra ocasión.